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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-CALTOJAR. PARROQUIAL DE SAN MIGUEL- |
  UTM 30T 519814 4583705 960 m. |
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La población de Caltojar se sitúa a unos cincuenta kilómetros al sudoeste de Soria, en el entorno de Almazán y a la orilla izquierda del río Torete que en su camino hacia el Duero tiene en su proximidad lugares tan importantes en el plano románico como son Villasayas, Bordecorex, Caltojar, San Baudelio de Berlanga o Berlanga de Duero. Sin duda una zona para recorrer despacito. Es lugar de escasa población que apenas llega al centenar de habitantes por lo que todavía contrasta más la magnificencia con que se planteo este templo que en Soria solo tiene parangón en su momento edificativo con San Miguel de Almazán. Fue edificado a principios del XIII como templo de tres naves rematadas en sendos ábsides semicirculares, más adelantado el central gracias a un generoso presbiterio (Imagen 13). Lamentablemente unas desafortunadas modificaciones mutilaron la que debió de ser espléndida cabecera. Edificaciones añadidas para sacristía y dependencias han venido a sustituir los desaparecidos ábsides laterales, de los que no resta sino el arranque del septentrional, con algunos canecillos de rollos en altura (Imagen 5) (8 de agosto de 2007).
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La cabecera de su ábside mayor muestra una buena edificación en sillería. El presbiterio es alargado, decorado en altura por medio de arquillos ciegos (7) apeados en ménsulas de rollos. Decoración que se continúa por el cilindro absidal, con la particularidad que bajo ésta se situó una segunda fila de arquillos ciegos y sus respectivas ménsulas de igual factura que le aportan un mayor tratamiento decorativo. El cilindro absidal se divide en cinco lienzos por medio de seis grupos de semicolumnas que arrancando desde lo alto de un alto podio corrido alcanzan la fila más elevada de arquillos -las centrales, de mayor diámetro- quedando las laterales, más gráciles, a la altura de los arquillos de la segunda fila. Todas ellas rematan en capiteles de sencilla decoración que pasan desapercibidos al quedan embebidos en la citada decoración.
El ritmo de los arquillos es de 3-5-5-5-3, siendo de 7 en los laterales presbiterales. Un vano aspillerado, derramado al interior, centra cada uno de los tres lienzos principales de esta cabecera. Los ábsides laterales, a tenor de lo visto en el fragmento que resta, recibieron como ornato canecillos de rollos para sustentar la cornisa.
Las dimensiones exteriores del templo son de 28 x 20 metros y llama la atención que en planta su nave es prácticamente cuadrada y centrada por los cuatro pilares exentos que la articulan. Al tiempo que se le amputaron sus ábsides menores se adosó una torre -campanario al costado sur del templo. Señalada con círculo y ampliada, vemos una cruz de Caravaca labrada en uno de sus sillares. (Imágenes 6 a 8).
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El hastial de poniente muestra el perfil de sus tres naves. Más alta la medial, centrado en altura por un óculo y recibiendo un vano aspillerado sencillo las laterales (Imágenes 9 a 11).
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En un cuerpo adelantado del muro sur abre su portada principal bajo tejaroz. Se compone de cuatro arquivoltas de medio punto en las que se suceden baquetones y escocias abocinándola, a excepción de la más exterior que luce una sucesión de dientes de sierra al estilo lemosino, ya empleados en el monasterio de Santa María de Huerta. Es emblemática la decoración del vano de esta portada, a base de dos arquillos que lejos de compartir parteluz como apoyo, hacen levitar a un pinjante sobre el que aparece la representación de san Miguel (Imágenes 11, 12 y 14)
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Los capiteles que decoran esta portada lucen motivos vegetales, en clave ya cisterciense. Llama la atención el segundo diente de sierra en el lado oeste de la decoración de la portada, pues fue calado por el escultor en un ejercicio de maestría (Imágenes 15 y 16).
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En el muro norte del templo, simétrica con respecto a la vista hay otra portada hoy cegada. Posee tres arquivoltas y sus capiteles son de sencilla pero elegante labra (Imágenes 17 a 19).
Presume del templo el vigilante de San Baudelio, con razón. Pero también "barriendo para casa" pues cuando visité ambos era el alcalde de la localidad. Quedó en acudir a Loarre, pues yo no me quedé atrás en el momento de los chauvinismos. Las prisas. No son buenas. Y la hora en que pasé por Caltojar no era propicia para ver su interior... motivo será para volver. Pasar y repasar. Doble delicia.
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