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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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| -HERBÓN. PARROQUIA DE SANTA MARÍA- |
  UTM 29T 530437 4731419 50 m |
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La pequeña localidad de Herbón pertenece al municipio de Padrón, del que dista alrededor de 2,6 kilómetros en línea recta. Se sitúa sobre la orilla derecha del río Ulla, al este de Padrón, poco antes de que este confluya con el río Sar. Hay que atravesar el caserío de Herbón, con calles que justito dejan pasar el coche. Al final del caserío, al este del mismo se alza la iglesia parroquial de Santa María de Herbón.
El templo fue mandado edificar por el arzobispo compostelano Diego Gelmírez a mediados del XII. Su porte es magnífico, mayor de lo esperado para un municipio pequeño y su estilo es "clónico" con el que se difunde por muchos lugares de Galicia con la impronta del Maestro Mateo certificando el final de la bella diversidad de motivos del Románico Pleno. Constructores que conocen bien su oficio; pero que alzan fábricas desprovistas ya de la espiritual belleza del Románico.
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Es templo de nave única, edificada con buenos sillares de granito. Su orientación es canónica, con muy discreta desviación hacia sudeste. La cabecera situada al este consta de amplio presbiterio y cilindro absidal, bien señalados sus volúmenes al exterior. La nave se segmenta en tres tramos por medio de dos contrafuertes prismáticos y los dos salientes de los respectivos hastiales (Imágenes 4 y 9).
El hastial de poniente es el que nos recibe. Iluminado por el sol de la tarde, luce magnífico, con el enlosado camino a base de lápidas encaminando nuestros pasos hacia su portada (Imágenes 1 y 5). La portada occidental está flanqueada por dos vanos ciegos rematados en arco de medio punto. Es más estrecho y de menor altura el situado al lado norte. La portada consta de tres arquivoltas apeadas en media docena de capiteles de decoración vegetal. Las arquivoltas se decoran con baquetones y escocias, en ocasiones con bezantes, y en la exterior, una sucesión de trece arquillos ciegos con círculos intercalados sobre el baquetón, de modo similar a lo visto en las jambas de Santo Estevo de Ribas de Miño, que parece ser la muestra para este planteamiento general (Imágenes 6 y 7).
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Hay una segunda portada en el muro sur, en el tramo central del templo. Es más sencilla que la occidental Posee dos arquivoltas decoradas con sucesión de baquetones. Un par de capiteles y tímpano con desgastada cruz que a duras penas se identifica (Imágenes 9 y 10).
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La cabecera del templo consta de presbiterio amplio, en el que abre óculo en su lado meridional (Imágenes 12 a 14). Por delante, el cilindro absidal segmentado en tres lienzos por medio de dos semicolumnas adosadas que alzan sobre podio de dos hiladas al igual que el zócalo y que alcanzan la cornisa por medio de capiteles (Imágenes 11, 17 y 18). Una imposta biselada continúa los cimacios de los vanos por todo el cilindro absidal. Cada uno de los lienzos está centrado por ventanal rehundido y aspillerado y decorado con arquivolta con baquetón, escocia y bezantes, y guardapolvo de ajedrezado jaqués (Imágenes 15, 16, 20 y 23)
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Los capiteles que decoran las ventanas absidales repiten motivos mil veces vistos: volutas vegetales y aves y grifos enfrentados (Imágenes 16, 19, 21, 22 y 24)
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Los sillares en que se labraron las basas de los vanos lucen motivos decorativos geométricos (Imágenes 25 y 26). Una pila, quizá de diezmos, está en funciones de fuente junto a la verja que delimita el recinto oeste del templo (Imagen 27). Templo de bella estampa, bien cuidado y cerrado a cal y canto. Pregunté por la llave y dijerónme "el cura la tene".
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"-Insisto en decírselo a usted, ya me estoy hartando de advertirle que esto va muy revuelto, demasiado confuso.
-No esto no va ni medio revuelto ni medio confuso, esto va a su ser y con un orden perfecto, comprenda que yo no tengo la culpa de que no se le alcance.
-De acuerdo, yo no le llevo la contraria a nadie, porque tampoco merecería la pena"
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"..Me dice Celso Tembura que me calle antes de llegar a Noia, una de las más hermosas villas de Occidente, a mi me hubiera gustado arribar a Padrón con la marea alta y amarrar el bote al pedrón del Apóstol, después de dejar atrás Santa Uxía, o Santa Euxenia, o Santa Oxea, según se mire, ahora anda todo esto muy revuelto y caprichoso, y Palmeira y la Puebla del Caramiñal y Rianxo, quiero decir la banda coruñesa de la ría de Arosa, pero debo obediencia al sacristán Celso Tembura al que llaman Arneirón los amigos, otros le dicen Cornecho y tampoco le parece mal, Celso Tembura siempre fue muy generoso conmigo, cuando me ve me invita a pajaritos fritos, lo saben todos, pero yo no me cansaré nunca de repetirlo, el vientre de todos estos horizontes es de oro, no encierra oro, rorcuales de oro, gaviotas de oro, sino que está tupido por el oro que no deja lugar para los raposos, ni los rorcuales ni las gaviotas, por Cornualles, Bretaña y Galicia pasa un camino sembrado de cruces y de pepitas de oro que termina en el cielo de los marineros muertos en la mar.
FIN.
Madrid. San Epafrodito de MCMXCIX"
(Madera de Boj)
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Andar por estas tierras es sentir a Cela. Respirar el aire de Padrón y de Iria Flavia. Pisar por donde él pisó, abstraerse con la brisa sin pensar ni siquiera en el camino sembrado de cruces y pepitas de oro, es un poco sentir su presencia inmaterial.
Cela, el maestro. El hombre que sabía como nadie juntar palabras, escribir sentimientos, despreciar reglas, desnudar el alma humana; unas veces tierna, muchas veces cruel.
Su sencilla lápida en el cementerio de Iria Flavia, al sur de la iglesia, junto a la tapia y bajo un olivo, lo recuerda (Imagen 29). Un privilegio poder haber pisado su tierra.
