Además de la cripta ya mostrada pueden rastrearse en la catedral de Pamplona otros vestigios de su origen románico. Al lado más meridional del complejo catedralicio, la capilla de San Jesucristo es uno de ellos. Cronológicamente pertenece a un momento avanzado, finales del XII o inicios del XIII aunque la planta de la misma a base de cabecera plana remita a una cronología inicial acaso más antigua.

Sobre la mesa de su altar se halla la imagen de la Virgen románica procedente de Garinoáin, de la ermita del Cristo de Cataláin. Es talla del XIII.

En la mencionada mesa de altar, además de las cruces de consagración pueden advertirse numerosas decoraciones, a veces en forma de hexafolias inscritas en círculos formando una apretada estructura que aparece rodeada en un par de lugares de una forma estrellada. También hay un emblema heráldico. Seguro que con tiempo, paciencia y una luz rasante aparecería en esa superficie un dibujo mayor decorando esa superficie.

 

En las dependencias del complejo catedralicio, musealizado, encontré este tímpano con crismón procedente de la propia catedral pamplonesa. Luce un crismón trinitario que posee la particularidad de carecer del símbolo "omega". No hay trazas de que haya sido repicado, sino que se diseñó así para su ejecución. Sobre el mismo hay un creciente lunar. La combinación de creciente lunar y crismón/sol ("Ego Sum Lux Mundi") me sugieren un paralelismo con lo visto en algunos calvarios en los que Luna y Sol flanquean al Crucificado. La ausencia de omega parece indicar una voluntad de resaltar que se vence a la muerte; acaso una alusión icónica al ciclo muerte - resurrección a través de estos símbolos.