Quienes labraron el interior de la roca para darle forma, conocían el estilo de moda de su época, el románico. Así tallaron falsos arcos fajones que simulan reforzar las también falsas bóvedas apuntadas.
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Reprodujeron con detalle una doble semicolumna adosada en el muro del lado derecho, que se inicia en un par de basas áticas y remata con un par de capiteles lisos, al modo cisterciense (Imágenes 2 a 4).
El primitivo lugar de habitación y culto de este lugar, se halla a la derecha de la cabecera, rebasándola ampliamente. Es una pequeña estancia alargada abovedada, que en la actualidad se hace servir de sacristía (Imagen 5).
En una hornacina trabajada en el espesor de la roca, y que debería haber formado parte de la nave de poniente, encontramos la pila bautismal. Tiene forma de copa y no luce decoración alguna (Imagen 9).
En definitiva, un templo bello y diferente que nos transporta a una época difícil para los cristianos a quienes no quedaba más remedio que "esconderse bajo tierra". Si en vuestro viaje os cuadra, no paseis de largo. Merece la pena ver esta pequeña obra de arte.
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