El interior del templo es sobrio y acogedor. Bien iluminado y con una adecuada "convivencia" entre los sucesivos estilos que en él hallamos. Llama la atención el contraste entre el exterior, con obras y edificaciones que lo semiocultan, y su silencioso y digno espacio interior. La cabecera del templo románico se alza majestuosa frente a nosotros nada más acceder a su interior. Destaca la elevación y profundidad de su porción central edificada al más puro estilo jacobeo, con matizaciones de su momento tardío de ejecución, como veremos (Imagen 1). Hay que decir ya que la iluminación de los ventanales absidales es artificial. En principio al verlos iluminados, busqué (en vano) al exterior el lugar por donde entraba la luz, hasta que al trabajar las fotografías que muestro, advertí el inequívoco tono verdoso que adquieren en las mismas los elementos iluminados con luz de fluorescente. Alabastro, pues, y detrás tubos de neón suplantando el efecto del oriente.

Las embocaduras de los ábsides están realzadas por arcos fajones doblados y apuntados. Los laterales reciben sencillas impostas que continúan al interior de la cabecera al nivel de los ábacos de sus ventanales. Solo se interrumpen en la zona más elevada de los vanos apuntados -añadidos pues tardíamente- que comunican los altares laterales con el central (Imágenes 2 y 4). La cabecera de los absidiolos es plana y está centrada por ventanal de medio punto dovelado, con una arquivolta decorada con capiteles de sencillos motivos vegetales. Su iluminación es también de origen artificial. Cubren por medio de sendas bóvedas de medio cañón.

La cabecera central recibe otro trato decorativo ya desde su porción exterior. La dobladura del fajón se convierte en arco triunfal con sus impostas decoradas con ajedrezado jaqués y capiteles esculpidos a base de motivos vegetales de muy buena labra. El presbiterio es profundo. Cubre con bóveda de medio cañón apuntado y comunica con los absidiolos laterales por medio de los ya nombrados vanos apuntados abiertos tardíamente en sus muros.Articula con la bóveda de cuarto de esfera del ábside central por medio de un "creciente" que lo unifica con el apuntado de su bóveda. En este creciente, abre un óculo -cegado- finamente decorado con pequeños bezantes (lo veremos en la pagina siguiente.). Una imposta decorada con ajedrezado jaqués, continuando el ábaco de los capiteles del arco triunfal, recorre presbiterio y ábside a nivel de la unión entre bóvedas y muros laterales. Hay una segunda imposta que divide en dos el cilindro absidal, situada a nivel de la zona inferior del ventanal que lo centra. Luce decoración a base de motivos vegetales de traza muy geométrica.

Hacia atrás de la cabecera, ya en la nave transepto, advertimos el desarrollo de un sistema de bóvedas ya radicalmente distinto. Las semicolumnas de apoyo a los teóricos torales (amputadas en sus extremos inferiores), lucen en altura capiteles vegetales de hechura posterior a los del arco triunfal, y situados más altos que aquellos. Una bóveda de crucería estrellada cubre el teórico centro del crucero (Imagen 6). La misma solución hallamos en los diversos tramos de las naves. Y también se advierte que donde deberían hallase pilares cruciformes, acordes con los existentes en cabecera, se implementaron recias pilastras de sección octogonal (Imágenes 8 y 9).

La imagen 10 muestra una visión angular de la porción central de la cabecera del templo, tomada desde su comunicación con el absidiolo norte. Es la zona sin duda más "románica del templo". En el lateral sur de la bóveda presbiteral quedan trazas de haber estado decorado con pinturas del gótico lineal.