Los
canecillos que sustentan el alero del templo son de una gran riqueza y
cuidada labra. Salvo los del lado sur de la nave, que son lisos, el resto
en la cabecera, lado norte de la nave y cuerpo adelantado de la portada, son
esculpidos. También
la cornisa luce una decoración vegetal contínua que junto
a los canecillos realza toda la zona superior del templo a modo de verdadero
encaje (Imagen 1).