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Al interior, el templo se organiza en tres naves delimitadas entre si por medio de dos parejas de pilastras exentas sobre las que voltean fajones doblados y apuntados desde capiteles decorados con motivos vegetales (Imágenes 10 y 11) que se sitúan a un nivel inferior a los que hallaremos en la cabecera (Imágenes 1 a 3). El apeo de estos arcos, a nivel del muro de poniente se efectúa en grandes ménsulas decoradas con rollos, aunando antiguas tendencias mozárabes con el Císter que llega (Imagen 8).

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El ventanal de poniente sigue el mismo estilo de lo visto al exterior. Aspecto muy alargado con arquivoltas en degradación y capiteles decorados al modo "andresino"(Imagen 5). En el espacio dedicado al ábside norte, hallamos la pila bautismal, troncocónica, sin decoración. Hay también una bonita pila benditera frente a la puerta de entrada. Se alza sobre basa ática (Imágenes 6 y 7).

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La nave se cubre con tejado de madera a dos aguas. Por delante, cada una de las naves remata a levante con su correspondiente ábside salvo la del lado sur en la que este espacio lo ocupa la base de la torre. El ábside central se halla precedido de presbiterio amplio cubierto por bóveda apuntada. Al mismo se accede por arco triunfal, también apuntado. El ábside central es cuadrado y de cabecera plana al igual que los otros dos, siguiendo el antiguo estilo hispano. Su bóveda, rehecha, es de crucería. A él se accede a través de arco de medio punto apeado en capiteles historiados. El del lado norte -lo veremos en detalle más adelante- es el que aporta personalidad a este templo.

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En el lado sur del presbiterio abre un vano que da paso a la sacristía (bajo la torre). En altura, sobre ella, otro vano por el que se subía a la torre. En el muro sur de la nave, hacia su cabecera, hay unas graciosas hornacinas a modo de credencias, trilobuladas, pero más al estilo de lo mozárabe polilobulado, que a lo trilobulado del inminente gótico (Imagen 14).