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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-ARENILLAS DE SAN PELAYO. IGLESIA DE SAN PELAYO- |
UTM 30T 369360 4715683 898 m. |
Arenillas de San Pelayo es un pequeño pueblo del valle de la Valdavia al que se accede por la carretera transversal que de Saldaña conduce hacia Herrera de Pisuerga. Al poco de rebasar Villabasta un desvío a nuestra izquierda nos encamina en corto recorrido al lugar deseado. El templo dedicado a san Pelayo, es el espléndido resto de lo que fuera monasterio "Dotado en 1132 por los familiares de Muño de Saldaña, que lo hicieron libre en 1159 y que pasó en 1168 a los premostratenses de Retuerta" (Francisco Antón: "Monasterios Medievales". Citado por García Guinea en "Románico en Palencia". Edit. Diputación de Palencia 2002. Pag. 242).
A pesar de las sucesivas remodelaciones que ha debido de sufrir desde el inicio de su andadura este templo conserva un elegante estilo siendo la distribución de sus volúmenes airosa y proporcionada. A ello contribuye el hallarse exento al sudeste del caserío. Cumple en la actualidad funciones de iglesia parroquial y cementerio local, que se ubica ante la cabecera del mismo. Lo más destacado de su hechura global es la cabecera. Se compone de tres ábsides, de mayor altura y proporción el central y a los lados de los menores, sendas capillas añadidas que configuran en conjunto una elegante forma de falso crucero (Imágenes 1 2). Toda la cabecera se halla enfoscada con un agradable tono crema (3 de agosto de 2005).
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El ábside central es liso, a excepción de una banda central en la que hallamos una profusión de elementos decorativos y funcionales entremezclados: Tres alargados ventanales rehundidos y cegados -que en su momento debieron de aportar luz al interior- se disponen a intervalos regulares. Entre ellos y en sucesión 1-3-3-1, otros más pequeños en altura de la misma hechura, ciegos desde origen, completan la zona inferior de la decoración.
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Sobre ella, a intervalos regulares, hay diez vanos ciegos rectangulares y rehundidos, con el mismo estilo de lo visto se disponen en sucesión 1-4-4-1 separados por la zona superior de los alargados ventanales y tresbolillados con respecto a los elementos inferiores. En época tardía se abrió un gran ventanal cuadrado en el lado norte eliminando algunos de los vanos descritos (dos de los superiores y uno inferior además del ventanal del lado norte). Una sucesión de canecillos lisos sustentan la cornisa. Este estilo decorativo del ábside central es característico del hacer mudéjar de la zona, y a buen seguro que bajo el enfoscado de la cabecera se hallará otro ejemplar del "románico de ladrillo". A ambos lados se sitúan los ábsides menores centrados por ventanal derramado.
La portada abre en el muro norte, contra lo que es habitual en el edificio románico, probablemente por hallarse el caserío situado hacia ese muro del monasterio. Portada de extraordinaria belleza decorativa sobre la que se alzó una espadaña bífora. Ambas corresponden a la fase en que los premostratenses se hicieron cargo del monasterio (1168), dejando en ella su impronta escultórica al estilo de lo visto en Santiago de Carrión o Moarves.
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En la edificación de la espadaña se reutilizaron elementos escultóricos procedentes de otros lugares del reconvertido templo. En ambos extremos del parteluz de los vanos de campanas hallamos dos bajorrelieves. El superior muestra un Pantocrator rodeado de los tetramorfos y el inferior una imagen de la Virgen con el Niño sobre su rodilla izquierda bajo un arco apuntado en el que destacan las impostas a la altura de sus hombros (Imágenes 5 a 7).
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La portada, de época premostratense, es el elemento escultórico más bello de la edificación. A pesar de los deterioros que han sufrido buena parte de sus capiteles y del desafortunado elemento protector de la misma que a base de madera y plástico transparente la precede a modo de pórtico de diseño (Imagen 4). Es notablemente abocinada y se compone de siete arquivoltas de medio punto que de dentro a afuera lucen sucesivamente: ajedrezado jaqués, dovelas decoradas con figurillas, baquetón fino y grueso, otro ajedrezado jaqués, de nuevo baquetón fino y grueso y por fuera otra de grueso baquetón. Apean en imposta corrida que forma los cimacios de los capiteles subyacentes.
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Los capiteles del lado este lucen mayoritariamente decoración vegetal a base de acantos muy elaborados (Imagen 11). Los mas interiores son figurados y a pesar de su deterioro iconoclasta puede apreciarse el mensaje del tránsito o nacimiento a una nueva vida: en el lado interior dos personajes ayudan a entrar a una figura desnuda en las fauces de un león por las que solo asoman sus pies. En la cara frontal del capitel surge, de cabez,a la figura por las fauces de un segundo león y es recogida por otros dos personajes (Imagen 12). Refuerza la idea la decoración de su cimacio en el que tres almas se hallan atrapadas entre lenguas de fuego que surgen de las fauces de un dragón. Quizá esta escena continúe en el capitel contiguo (13) en el que una figura con hábito parece ser encaminada por otras dos hacia la portada, como invitándola a entrar al monasterio. Los capiteles del lado oeste, historiados en su mayoría, están bastante deteriorados y es difícil su lectura (Imagen 10).
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Ello convendría (dando licencia a la imaginación e intentando atar cabos) al mensaje global de la portada monástica premostratense: abandonar una vida anterior, renovarse y acceder renovado a la orden monástica dejando atrás los oficios y actividades que la vida mundana comporta (representados en las dovelas figuradas: Imágenes 15 a 17). Y puestos ya a rizar el rizo y fijándonos en la séptima dovela de la penúltima arquivolta: todo ello nos lo relata el fraile premostratense que con su pico al hombro talló la portada y la dejó firmada con la figurita de la imagen 18. Como casi todo en esta época, tan difícil es afirmarlo con seguridad como rebatirlo. Pero sirve como magnífico ejercicio de imaginación.