Y en la quietud de las piedras, la magia del sueño los tornaba
vivos; esperando poder infligir el castigo adecuado si sucumbían a las tentaciones presentadas en las esculturas
como bailarinas de voluptuosos cabellos sueltos hasta el suelo realizando forzadas contorsiones.
Junto a ello el infiel, que en oleadas periódicas de castigo
arrasaba templos y viviendas. En ellos la Iglesia personalizó la esencia del mal e incitó de forma
vehemente a la unión de los príncipes cristianos para derrotarlos: Las Cruzadas cuyo primer ensayo
general se libró en la toma de Barbastro allá por 1065.
Aragón. Nombre de un río. Nombre de un pequeño reino que creció
gracias a los monarcas de la dinastía de Ramiro I. En fin, motivo parlante en lo alto del yelmo real a partir
de Pedro IV que ideara tan ingenioso jeroglífico: Dragón y D´Aragón
se pronuncian de idéntica forma.
Pequeño monstruo alado coronando la cabeza regia. Representación de la esencia
del mal en antiguos capiteles de arte francés que “domesticado” perdura en la heráldica de Teruel
o Valencia en forma de murciélago.
Son bellas formas talladas en la piedra. Su magia está congelada, suspendida; pero no
bajes la guardia, amigo. Su mensaje sigue vivo.
Hoy nuestros demonios adoptan otras formas. Pero están allí, agazapados, esperando
que el sol se ponga para procurarnos tormento. Más de mil años llevan ya sueltos y siguen intentando
extraviar a las naciones.
"Fueron sueltos los cuatro ángeles, que estaban preparados para la
hora, y para el día, y para el mes, y para el año, a fin de que diesen muerte a la tercera parte
de los hombres.
El número de los del ejército de la caballería era de
dos miríadas de miríadas; yo oí su número.
Asimismo vi en la visión los caballos y los que cabalgaban sobre ellos,
que tenían corazas color de fuego, y de jacinto y de azufre; y las cabezas de los caballos eran como cabezas
de leones y de su boca salía fuego, y humo, y azufre".
(Apocalipsis, 9: 15-18)
